El Papa Francisco instó este domingo a “defender la vida siempre” a los Ejércitos del mundo, representados en la Plaza de San Pedro por el Jubileo de las Fuerzas Armadas, y lamentó las bendiciones del pasado a “perversas” guerras.

Lo hizo con una homilía leída en su nombre por el maestro de las celebraciones litúrgicas, Diego Ravelli, pues tuvo que interrumpir su lectura por “problemas en la respiración”, según explicó.

El pontífice acudió a la Plaza de San Pedro en esta fría mañana de febrero para presidir la misa del Jubileo de las Fuerzas Armadas, que ha reunido unos 30.000 soldados y policías de varios países, la mayoría italianos aunque también participó una delegación de Colombia y de España.

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Y, ante ellos, las palabras del Papa les animaron a “defender la vida siempre” y a “no contaminarse nunca por el veneno de la propaganda del odio” que fragmenta las sociedades contemporáneas.

“Queridos hermanos y hermanas, les agradecemos cuanto hacen, en ocasiones arriesgando sus propias vidas. Gracias porque, subiendo sobre nuestras barcas en peligro, nos ofrecen su protección y nos alientan a seguir nuestra travesía”, dijo el pontífice en el texto.

Pero también les exhortó a “no perder de vista el fin de su servicio y de sus acciones”, es decir, “a promover la vida, salvar la vida, defender la vida siempre”.

“Les pido, por favor, que vigilen. Vigilen contra la tentación de cultivar un espíritu de guerra; vigilen para no ser seducidos por el mito de la fuerza y el ruido de las armas; vigilen para no contaminarse nunca por el veneno de la propaganda del odio, que divide el mundo en amigos a los que defender y enemigos a los que combatir”, emplazó.

Y agregó: “Sean, en cambio, testigos valientes del amor de Dios Padre, que quiere que seamos todos hermanos. Y, juntos, caminemos para construir una nueva época de paz, de justicia y de fraternidad”.

Francisco además habló de los capellanes o los obispos castreneses integrados a menudo en los ejércitos para lamentar que en el pasado hayan bendecido conflictos.

“Ellos no prestan su servicio —como a veces ha pasado tristemente en la historia— para bendecir perversas acciones de guerra. No. Ellos están en medio de ustedes como presencia de Cristo, que quiere acompañarlos, ofrecerles escucha y cercanía, animarlos a remar mar adentro y sostenerlos en la misión que llevan adelante cada día”, dijo.

Este Jubileo es el segundo gran acto dedicado a un sector determinado -las Fuerzas Armadas, de Policía y de Seguridad- del actual Año Santo, el periodo en el que los peregrinos llegados a Roma obtienen la indulgencia, después del de los comunicadores de enero.

Tras la lectura de la homilía por parte de su colaborador, el Papa sí pudo pronunciar los últimos rezos, mucho más breves.

Francisco, de 88 años, el miércoles tampoco pudo leer su catequesis en la audiencia general por el mismo motivo y la Santa Sede explicó después que padecía una bronquitis, lo que le ha obligado en los últimos dos días a celebrar sus reuniones en su residencia, la Casa Santa Marta.

No obstante, esta mañana llegó a la plaza, tras las intensas lluvias de la víspera, e inauguró la misa leyendo su introducción y el acto penitencial, sentado en un sillón junto al altar, dado que la eucaristía será celebrada por el cardenal Robert Francis Prevost.

En estas primeras palabras ya se le podía escuchar con la voz tomada y algo de tos, pero poco después de comenzar su homilía decidió detenerse.

EFE